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¿Ejercicio contra el cáncer?

22 jul 2025

¿Ejercicio contra el cáncer?

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Esta nota me llamó mucho la atención, pues siempre he creído que el ejercicio, de alguna forma, te ayuda a sentirte mejor, a ser más independiente y a poder envejecer de una forma más digna.

Pero también había leído estudios en los cuales, por ejemplo, si tienes gripa y haces ejercicio, lo más probable es que te dé neumonía, pues es sabido (o más bien era sabido hasta antes de leer este artículo) que el ejercicio deprimía de alguna forma las defensas. Por eso, se recomendaba recuperarse de la gripa para después regresar a nuestras actividades físicas.

Pues ahora creo que voy a tener que cambiar mi opinión sobre el ejercicio y su relación con la baja de defensas. Veamos por qué...

Investigadores descubrieron —usando un grupo de roedores— que el ejercicio puede ayudar a que el sistema inmune combata el cáncer. Sí, así como lo leen. El ejercicio hace que la microbiota intestinal cambie y aumente la producción de un compuesto llamado formato (formate), y esto provoca que las células inmunes disminuyan el crecimiento tumoral.

Con esto se puede demostrar (aunque sea ahora en estudios con roedores) cómo el ejercicio aumenta la efectividad de la inmunoterapia. Como señala el Dr. Marlies Meisel, autor senior del estudio y profesor asistente de inmunología de la Universidad de Pittsburgh:

“Sabíamos que el ejercicio aumenta la efectividad de las terapias contra el cáncer, y este estudio conecta los puntos de cómo el ejercicio induce cambios en la microbiota intestinal y mejora la eficiencia de la inmunoterapia vía el compuesto llamado formato."

(El estudio fue publicado en la revista Cell.)

La vía de cómo llega esto a suceder no está totalmente descifrada, pero al menos ya está siendo estudiada.

Imagínense el estudio.
La también autora Catherine Phelps y sus colegas entrenaron a roedores para que corrieran en banda sin fin durante 4 semanas. Después, les implantaron tumores del tipo melanoma, y los roedores mostraron un crecimiento lento del tumor y una mayor sobrevida que aquellos roedores que fueron sedentarios.

En otra parte del estudio, los científicos eliminaron la microbiota intestinal de los ratones usando antibióticos y otras sustancias. El efecto fue que los beneficios del ejercicio desaparecieron. Es decir, no había duda del beneficio del ejercicio y del papel que desempeñaba la microbiota intestinal.

Y fueron más allá: trasplantaron heces fecales de los roedores que hacían ejercicio a los que eran sedentarios. El resultado fue que los roedores sedentarios que recibieron el trasplante vivieron más tiempo y atacaron de forma más fuerte a los tumores que les fueron trasplantados.

¿Y cómo fue que identificaron al compuesto de la microbiota responsable de este efecto?
Usando inteligencia artificial.

Y aún más: hubo otra parte del estudio en la que ya no hacían ejercicio, pero se les inyectó el formato como sustancia, y ésta, aunque haya sido inyectada vía sanguínea, tenía el mismo efecto: retrasar el crecimiento tumoral y atacarlo.

Lo anterior no significa que si corremos un maratón ya se nos va a curar el cáncer —ya que tal vez el humano es diferente—, pero sí abre la puerta a preguntas tales como:

¿Si damos formato como suplemento, esto nos ayuda a combatir el cáncer?

Lo que sí queda claro es que esto realza el importante papel que juega la microbiota en nuestro organismo, en sistemas de inmunidad y defensa que todavía desconocemos y que los investigadores siguen estudiando en nuestro beneficio.